El Papa Benedicto XVI pidió ayer un replanteamiento radical de la economía mundial, criticando la creciente brecha entre ricos y pobres, instando a la creación de "un mundo político" para supervisar la economía y el trabajo para el "bien común"
En su discurso del martes 8 de julio, el Papa criticó el sistema económico actual, "donde los efectos perniciosos del pecado son evidentes", y exhortó a los financieros y políticos, en particular, a "redescubrir la verdadera base ética de su actividad".
También pidió "una mayor responsabilidad social" por parte de las empresas. "Una vez que el beneficio se convierte en objetivo exclusivo, si se produce de forma irregular y sin el bien común como su fin último, se corre el riesgo de destruir la riqueza y la creación de la pobreza", según escribió más tarde en su nueva encíclica, que el Vaticano publicó el martes.
La nueva encíclica es la tercera que el nuevo Papa escribe desde que tomó posesión de su cargo, en 2005. Llena de términos como "globalización", "economía de mercado", "tercerización", "sindicatos", y "energía alternativa", no es sorprendente que los medios de comunicación italianos infiormen de que el Vaticano está teniendo serias dificultades para traducir el texto al latín.
El Papa recibirá al Presidente Obama de los Estados Unidos el próximo viernes 10. Según han declarado algunos representantes vaticanos, los dos representantes tratarán sobre los temas relacionados a la recesión mundial y cómo afrontar soluciones rápidas y efectivas.
Una de las mayores insistencias papales es la de que "los financieros deben redescubrir la verdadera base ética de su actividad, con el fin de no abusar de los sofisticados instrumentos que puedan servir para traicionar los intereses de los ahorradores".
En muchos aspectos, según los expertos, el documento es un poco desconcertante, ya que trata cruces entre el movimiento anti-globalización y a la vez un libro blanco de gobierno, aspecto del que la Iglesia se defiende argumentando que la institución católica no cabe cómodamente en las categorías políticas tradicionales de derecha e izquierda.
Benedicto también pidió una reforma de las Naciones Unidas a fin de que se forme un único "órgano político mundial", que permita a los menos poderosos de la tierra tener una voz, hizo además un llamamiento a las naciones ricas para ayudar a los menos afortunados.
"En la búsqueda de soluciones a la actual crisis económica, la ayuda al desarrollo para los países pobres debe ser considerado un medio de crear riqueza para todos", escribió.
El Papa escribió también que "uno de los mayores desafíos que enfrenta la economía es lograr el uso más eficiente - no abuso - de los recursos naturales, sobre la base de una toma de conciencia de que el concepto de" eficiencia "no es sin valor ".
En consonancia con lo que él llama "respeto del valor intrínseco de la creación", también denunció la investigación de células madre, el aborto y la eutanasia.
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